Pedazo de luna
Bajo el sol en su tierra,
en tono carmesí, hunden sus miradas en fiebre.
Laberinto en lo alto nos copia, ajeno a la voluntad.
Alguien sopla y alguien calla en la arena de un reloj.
Extranjero en pasaje del tiempo indica la obra,
obra que no ha de acabar en la jornada.
El golpeteo matutino, el pordiosero hecho en vino,
le dictan a las ramas de otoño, que el nulo amigo se ha perdido.
En nuestro recuerdo echan ecos, sublime fuerza incapaz,
como el parto de alegría y dolor.
Tú cortas los pétalos, tú siembras la neblina,
lo haces indeciso al cerrar los ojos,
dejas entrar la vanidad.
Probablemente se detengan las certidumbres a la media noche.
Cantas la misma letra en distintos colores,
y al amanecer, seguirás pastando.
Caminaremos sobre el barro quebradizo,
en piedras húmedas de manera cautelosa,
sabrás que eres un pedazo de luna en tu tierra ajena.
Acarreando años sobre los muslos.
Y en cada voz, se repite lo que anunció,
porque no temerás volver una vez más
caminar sobre nuestras calles.
Es cuando gritarás cerrando la puerta,
y esconderás la llave como un antiguo en nuestros tiempos.
Y nos miran, y nos retan
en cada ola, en cada espasmo del viento cortante.
Nos atraviesan, tirando la luz a la sien,
hasta que el carmesí cambie de tonalidad,
y nos haga ver en pos de sí,
el último sol del día.
Paulino Lucas Vázquez.
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