Nombre propio
Por los siglos de los siglos no has durado,
ya no cabemos los dos en la misma tierra,
la tierra prometida,
que chiste tan bastardo.
Merezco morir por decir esto,
por no comprender tus reglas,
eres oveja igual que yo,
y claro, dispongo de tu tiempo.
El hombre está echado a leer
un buen libro profético,
y me rectifica como padre poseído por su oscuridad,
por los cielos de los cielos no he vomitado
lo que llevo guardándote,
desde que te conozco,
mejor dicho, desde que conociste mis errores,
pero la ignorancia nubla tu luz,
luz que verdaderamente se desperdicia
como sangre de un herido,
y no alcanza alumbrar mi camino.
El hombre está echado a leer
un buen libro profético,
que suele decir nada con voces de ayer,
llevándote entre tus pies a la pequeña alma
que en su cambio de voz sale el pasto que rumiaste,
cortando la tierra y juntándose con la ramera del oriente.
Paulino Lucas Vázquez.
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