domingo, 25 de noviembre de 2012


Buenos cómplices
  
 Margaritas marchitas en el umbral de la sien de la roca.
Luna sombría, nos toma el pelo con su falsa luz en el camino que no hemos trazado.
Sobre las mantas del aliento, aliento soberbio.
Luz sombría en el fuego, silueta que imagina la vida.
Muero en cada atardecer, cuando no estás a mi lado,
viajando en la mente del pasado añorado la vieja mirada hacia el horizonte,
tocando la silueta de tus dedos, escuchando a tus pulmones, atravesando tu alma,
saciando tu sed,
derramando mis lágrimas para hidrartar tu alma.
Vagando en tu cabeza, volteando para saber que existes,
esculpiendo imágenes en mi mente,
esculpiendo nuestros sueños,
mordiendo el cabello, canas de nuevos atributos.
Si alguna vez te he engañado, supongo que sabrás perdonarme.
En el luto de la plaza vacía, ahí estaré,  reclamando lo pertenecido.
Por cada roca, por cada piedra, en sus tierras nos llaman,
nos visitan, nos cantan.
Cada mañana, fielmente repitiendo el mismo sermón.
Así es cómo se manifiesta la nueva luz.
Vaya…¿A quien le importará la nueva luz?
Es el mismo camino de ayer.
Esta es la rota y sangrante vena, que nos tapará los ojos en ella,
cómo anochecer en polvo blanco.
Y cantaremos esa estrofa que tú me enseñaste,
cómo en cada otoño, cómo en cada hoja pisada, no volveré, no volveré.
Y en mi huella sentirás mi presencia, cómo si estuviera apuntándote,
señalándote, sentenciándote, acariciando en tu sombra la poca soberbia.
¡Tú me quieres dar la vuelta! ¡Tú me quieres dar la vuelta!
Puedo intuir lo que piensas, buscas la niebla en el cielo.
¿Sabes lo que yo quiero?, Volabas con la alfombra cómo cada miércoles,
cargando el ataúd, con rosas, blancas, rojas, marchitas, espinosas.
Con todas las voces que tienes, haz contado la historia de nuestras fallas,
de nuestros aciertos y nos dibujas cómo las personas que sabemos extrañar.
Supongo que no estaremos lejos, y aquí he de confesar, que siempre supe de ti.



                                 
                             Paulino Lucas Vázquez.
                                       Guadalupe Aguilar Apanco.

No hay comentarios: