Dulce Tierra
Si tuviera yo la respuesta, diría que
nada se perdió, porque en realidad nada fue tuyo.
Ahora, nuestra libertad, que por la sangre nos la dieron,
se siente bien, con muchas ganas de tener un destino,
así como nuestros vecinos, como en nuestros mejores sueños nos la dictaron.
Cada parte de mi carne fluye la dulce tierra,
flotando en el asfalto, flotando en mis memorias,
porque entre los sentimientos se cuelgan en mi cuello
cada que tú tomas mi mano,
y nos miramos preguntándonos ¿Qué sigue?
Noche tras noche, nuestros rumores corren entre las paredes,
allá fuera la bandera ondea en el silencio del viento,
como el silencio de nuestros derechos,
tanto así, como nuestras peticiones son silenciadas por nuestros hechos,
vendiendo el dinero barato al teléfono.
Nunca cortaste la cadena, nunca pretendías morir,
simplemente porque antes de mí ya habías muerto.
Siempre hiciste algunas especies de sonrisas,
dejaste tu cuerpo a lado de la playa, con ello tus huellas,
y el silencio de tu alma, se resume en cinco letras: falsa.
Desde que nuestra campana sonó al amanecer,
abrí mi caja para ti, ¿Qué vas hacer?
¿Es nuestro lado tierno de la historia?
Si tuviera yo la respuesta, diría que,
haz lo que a tu gusto creas conveniente.